Carta de un muchacho que empieza
Carta de un muchacho que empieza Gonzalo Montes, Madrid, España
Carta a Alberto Cortez de un muchacho que empieza
Bogotá, 2 de mayo de 1987
Querido Amigo Alberto:
No me acuerdo de cuándo fue la primera vez que oí de ti o mejor supe de ti y de tu amplia gama de canciones, o mejor, poesías hechas para cantar con música; sé que por allá en los años 80 un hermano mío que residía en México, me trajo de regalo una cinta de "un tal Alberto Cortez”, con poemas de Machado, Góngora, Lope de Vega, y muchos otros, musicalizados por ti y arreglados por Waldo de los Ríos. Bastó escuchar tan solo una vez aquella cinta, para que mi curiosidad y una sensibilidad tal vez nunca despertada se hicieran eco y sigan hoy latentes por la poesía y la música de muchos autores, poetas y músicos (en especial hacia tu obra poética y musical que cada año espero paciente y con gran expectativa).
Quiero decirte que soy un joven que empieza su andadura por el mundo de la música y en el difícil arte de cantar e intento abrir un camino que en un futuro pueda dar frutos satisfactorios, pero aun no sé por cuál estilo me decantaré. No es mi intención hablar de mi en estas líneas pues creo sería presuntuoso por mi parte, quiero tan solo hacer una modesta reflexión sobre lo que una de tus canciones me ha hecho pensar y sentir y que me imagino a otras personas que como yo hayan escuchado tus canciones con detenimiento. Me refiero al poema “ALMA MÍA” que está incluido en tu última producción “SUEÑOS Y QUIMERAS”, un texto con una profundidad desgarradora, y que a tantas “ALMAS” con un mínimo de sensibilidad nos gustaría escribir.
Creo, y si la intuición no me falla, que la mayoría de tus canciones son vivencias en etapas cruciales en tu vida. Déjame decirte que "ALMA MIA" ha impactado de lleno en mi corazón –no quiere decir esto que el resto de canciones tuyas no hayan producido emociones intensas- pero aunque en otras composiciones hablas de los sentimientos de los seres humanos y sus diversas reacciones en la vida diaria, yo nunca me había detenido a pensar en mi alma.
Desconozco las circunstancia en las cuales has escrito este poema, sé que existe este motivo en otros autores, incluso en el tango existe alguna mención sobre el alma, de su sufrimiento sus penas y amarguras por algún amor frustrado etc, pero nunca había escuchado a nadie hablar –y ya no te digo cantar- de su propia alma, esa cosa tan intangible, tan lejana o tan cercana y esa que nos causa tantas dudas como lo planteas tu mismo en tu canción.
Creo que los seres humanos no nos detenemos demasiado a pensar en estas cosas, en que estado o estadio se encuentra nuestra alma, pero yo, al escucharte, me planteaba si alma y espíritu van de la mano o son la misma cosa; te digo esto porque tal vez sin saberlo o tal vez sí, planteas de entrada un razonamiento espiritual y metafísico hablando con tu alma y tal vez resarciéndote de un mal causado (a tu alma me refiero).
En esta carta no pretendo filosofar y mucho menos analizar, ni ser un crítico. Tan solo deseo poder expresarme con palabras precisas, la cantidad de emociones, sentimientos, preguntas y razonamientos que esa alma tuya ha provocado en mi alma. Una parte de su letra donde dice: …”ALMA MÍA CUÁNTAS VECES TE HE DEJADO ABANDONADA, EN LA VÍA DE DE LOS TRENES QUE VAN SOLO DE PASADA, CICATRICES, SACUDIDAS QUE LA VIDA ME HA CAUSADO, INFELICES, HORAS GRISES QUE LOS AÑOS NO HAN BORRADO…” es una descripción acertada de lo que a muchos seres humanos nos sucede, el dolor, el sufrimiento, el abandono… tal vez me refiero a todos los seres humanos porque no conozco a ninguno que no haya tenido o tenga dolor en su alma por la razón que sea, pero en mi caso sigo preguntándome, ¿cómo has conseguido describir “mi alma” y sus sinsabores?, ¿cómo has suscitado tantos sentimientos juntos, hasta hacer a la emoción, a los recuerdo, la nostalgia lleguen hasta las lágrimas?... y más directamente ¿cómo se te ocurrió escribir sobre algo de lo que muchos seres humanos adolecen y a otros les sobra?.
No dejo de escuchar “ALMA MÍA” todos los días para no olvidarme de la mía, para emocionarme con cada palabra y también para reconciliarme con otras almas que un día ofendí, pues hoy por hoy creo que el mundo necesita pensar en sus propias almas para reconciliarse con ellos mismos y con los demás. Pero pienso que los demás también somos nosotros, y no solo podemos pensar en nosotros, también esas otras “ALMAS” sufren lo que nosotros, viven y sueñan con libertad, justicia y amor, ese amor que hace ya casi 2000 años nos lo predico Jesucristo por el próximo, pero no por lo físico sino por lo esencial: por el “ALMA”. Sigo creyendo que lo terrenal es pasajero y sin “ALMA” de que sirve la vida y solo las almas humanas tienen la capacidad de hacer este mundo mejor y que el amor sea lo que prevalezca en el “ALMA” de los hombres.
Bueno, estimado Alberto, espero que esta carta llegue un día a tus manos y respondas a mis inquietudes y a los por qué de algunas de tus canciones, y me digas como se encuentra tu alma actualmente y me hables de tu “ALMA” gemela, de lo que produce en ti cuando tantas “ALMAS” juntas te aplauden, de lo que opinas de esas “ALMAS” de tu mismo género, es decir, otros compositores y creadores, de que es lo que desvela a tu ”ALMA”, de lo que piensas que tantas “ALMAS” inocentes sufran, de lo que crees que sucederá con el “ALMA” después de morir, de lo que piensas cuando no queda ni un “ALMA” en el teatro después de una función.
Ojala un día pueda estrechar tu mano y así conocer tu “ALMA” y yo poder desnudarte la mía, aunque me conformo con que esta carta llegue a ti y así escuches lo que dice mi “ALMA”, pues todo lo que te escribo lo hago con el ”ALMA”, también las cosas que canto, además creo que a la vida en general hay que ponerle “ALMA” para sentirnos que estamos vivos.
El “ALMA MÍA” queda expectante para que algún día puede tener en mis manos una carta tuya, y tan solo me resta decirte que mi “ALMA” (“a pesar de los pesares”) también sigue enamorada y viva y más aún cuando me deleito escuchando tus “SUEÑOS Y QUIMERAS”.
Gracias por leer esta carta y recibe un caluroso abrazo de esta “ALMA” que se alegra de haberte conocido a través de tus canciones, que sepas que aquí en mi querida Colombia hay un “ALMA” (y muchas otras) que admira tu poseía, tu música y tu canto, que cada vez que te escucha, se siente emocionada y vibrante.
GONZALO MONTES
(Bogotá-Colombia)
REFLEXIONES AL DIA DE HOY 27 DE MAYO DE 2003
Antes que nada gracias por leer ésta, escrita hace ya 16 años, cuando estaba en plena juventud y residía en la ciudad de Santa Fe de Bogotá (Colombia), y soñaba con ser un compositor y cantante como Alberto Cortez. Os digo que sus canciones me han animado mucho y me han ayudado a reflexionar sobre la cotidianidad, la vida, el ser humano y muchas otras cosas más como digo en mi carta.
Actualmente resido en España, y esta carta la envié en su momento, desconociendo la dirección de su destinatario a un correo que aparecía en la carátula del disco “SUEÑOS Y QUIMERAS”; no sabia si llegaría, lo único que prevalecía era la ilusión de que estos sentimientos transcritos a un papel llegara a manos de Alberto. Si me permitís os contare que en Colombia me ganaba la vida con la música e interpretaba las canciones de Alberto Cortez cuando había oportunidad; asistía asiduamente a sus conciertos y cada vez que sabia que estaba en Bogotá intentaba ponerme en contacto con él pero las circunstancias nunca lo permitieron. Yo seguía con la ilusión latente de que algún día podría estrechar su mano y asi hacerle muchas preguntas, mientras seguía en el mundo de la música popular, hasta que un día los derroteros cambiaron y me sumergí en el campo de la ópera y me dedique de lleno a estudiar y así encontré mi verdadera vocación; huelga decir que sigo amando la música popular y de vez en cuando disfruto interpretando un tango, o una canción del propio Alberto. Por casualidades de la vida mi destino cambio también de una manera radical y me vine a vivir a España a continuar con mis estudios de música y canto lírico y actualmente vivo de ello, pero lo más anecdótico y bello es que mi sueño de poder estrechar la mano de Alberto se hizo realidad, y todas las cosas que un día escribí en mi carta pude decírselas cara a cara y con una gran emoción.
Hace ya algunos años tengo la inmensa fortuna de contar con Alberto Cortez como uno de mis grandes amigos, y os digo que la admiración ha crecido aun más pues aparte de ser un gran poeta y un gran cantante, es un excelente ser humano y amigo.
Sigo pensando que una de sus mejores canciones es “ALMA MÍA”, pero después de este disco como sabréis vinieron otros poemas de inigualable calidad.
Creo firmemente que los sueños se cumplen si uno se lo propone, y sigo convencido de que el “ALMA” de Alberto Cortez es un alma generosa, buena y vibrante y sus canciones y actitudes como ser humano así lo demuestran.
Gracias una vez mas mi querido Alberto por tus canciones y tu amistad.
GONZALO MONTES
(Madrid-España)
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