DIARIO ´EL DEBATE´ DE MAZATLAN -MEXICO-2010 MARCO ANTONIO LIZARRAGA
Compositores como Alberto Cortez tienen bien definido su cometido en la vida: consiste en participar de una manera muy directa dentro de la misma para poder conocerla a fondo y después relatarla; es el cronista del suceso diario; el relator de las cosas que ve; el que recoge la expresión del pueblo; sus ideas, sentimientos y luego pasa a exponerlos estéticamente.
Desde luego que él ya pertenece a la fila de compositores, intérpretes y poetas consagrados. Bajo una personalidad sencilla y en ningún momento petulante, desde un principio se dedicó a desarrollar y enriquecer lo que él consideraba su única cualidad y que no es otra sino su propia sensibilidad.
Con su tendencia espiritual que a todas luces, en cada una de sus composiciones, se lanzaba decidida en busca de lo humano, logró comunicarse intensamente con una América sumisa y rebelde a la vez, a principios de los años 60, cuando comienza su exitosa carrera de más de 40 años de éxitos.
Quizás para esto, también hubieron de ayudarle su manera tan clara y humilde de enfocar las cosas, las situaciones, además de su ingenioso sentido de recrearlas y transmitirlas con naturalidad, por lo que siempre su música y su literatura han sido filantrópicas y accesibles al mismo tiempo.
Curiosamente sus primeros triunfos musicales fueron logrados por canciones que él mismo llamó intrascendentes, tales como Sucu- Sucu, Mi amigo Manuel, Me lo dijo Pérez y La minifalda, pero que le imprimieron vida a un compositor que apenas nacía.
A partir de que musicalizó poemas de Antonio Machado, mucho antes que lo realizara Joan Manuel Serrat, las canciones de Alberto Cortez se vuelven sumamente personales.
En ellas trata de expresar vivencias, nostalgias, los anhelos que puede tener, las experiencias que la propia vida le ofrece, ‘porque yo no invento nada, ni siquiera utilizo la fantasía’ dijo en alguna ocasión.
Se limita a componer y a cantar acerca de los sucesos que le ocurren a un amigo cercano y en los que ha participado de manera directa.
‘Yo me propongo participar en la sociedad honestamente, tal como soy, tal como lo puedo reflejar en mi canción Equipaje’, señaló en una de tantas entrevistas que la han realizado.
Ello no quiere decir que ‘lleven un mensaje’, porque para portarlo hay que erigirse en un juez de las cosas y lanzar después este mensaje en pro o en contra, cosa que en su tiempo, él mismo lo advierte en su ‘Castillos en el Aire’, aquella que dice: Quiso volar igual que las gaviotas/libre en el aire, por el aire libre/ y los demás dijeron, pobre idiota/ no sabe que volar es imposible.
Por otro parte, en Alberto Cortez, dadas sus experiencias, forzosamente tuvieron que desenvolverse tanto una clara visión que lo llevaran a percatarse del hombre de su época, como la más pura y nítida de las conciencias, a fin de poder expresar con plenitud y certeza sus sentimientos.
Marco Antonio Lizàrraga
El Debate de Mazatlàn (Mèxico-2010)
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