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FERVORES ARGENTINOS


    Los argentinos hemos sido desde siempre seres fervorosos en todas las manifestaciones a lo largo de toda nuestra historia y en todos los estratos de la vida.En el amor, en la política, en los deportes en las ansias de ser considerados o tenidos en cuenta en el mundo, en las apreciaciones artísticas, en fin en todo aquello que pudiera entrar en algún tipo de territorio comparativo. Si se habla de amor existe toda una literatura que lo demuestra especialmente en el terreno de nuestra música popular más reconocida en el mundo es decir el tango, que exibe profusamente amores y desamores de todo tipo. En la política se pasa con una celeridad pasmosa del entusiasmo al odio por una contrariedad ideológica incoincidente. En los deportes hay que darnos de comer aparte, todo gira alrededor de un cierto fundamentalismo exacervante. Es imposible admirar las virtudes de un deportista siendo simpatizante de otro especialmente en el mundo del fútbol. Si eres de Boca Junior es absolutamente necesario odiar a muerte a alguien de River Plate. Recuerdo una anécdota que ilustra lo que digo. Frente al estadio de Boca hay un bar llamado Carlitos donde se come espléndidamente. Pues una noche invitado por Pancho Figueroa y Polo Román, integrantes de Los Chalchaleros retirados ya, caímos por el bar de Carlitos con el fin de satisfacer nuestros respectivos paladares con alguna de las especialidades de las famosas astas italianas del bar. Ocupamos una mesa y de pronto apareció ante nosotros una anciana que sin más me increpó sin previo saludo alguno preguntándome a bocajarro si yo era de Boca. Sorprendido le confesé que no.¿No serás gallina (hincha de River) no? dijo porque si sos gallina no te doy de comer. En ese momento sentí la sensación de que aquella anciana descargaría su ira a golpes de sartenazos conmigo. Me apresuré a decir que simpatizaba desde niño con San Lorenzo de Almagro. ¿Y porqué no te hicieron de Boca tus “papas” cuando eras un pibe eh?, ¿seguramente son o eran gallegos?, dijo agresiva con un acento italiano inocultable. Traté de defenderme diciendo que vivo desde hace muchos años en España y que allí mis simpatías son para el Real Madrid.” A esos le ganamos la intercontinental “, dijo con exagerado orgullo ¿y a vos no te da vergüenza eso?. Finalmente culminó su ataque diciendo que si yo cantaba según mis preferencias futbolísticas debía cantar mucho peor que Serrat que había manifestado ser de Boca. Finalmente cesaron los ataques y pudimos degustar un muy buen plato de pasta cocinado por aquella airada pero evidentemente experta cocinera. Esta es una pequeña muestra de ciertos fervores que pueden en algunos casos resultar peligrosos.
    En cuestiones políticas la cosa es mucho más grave e irresoluble. Hay divisiones partidistas dentro incluso en el seno familiar y son divisiones irreconciliables. Si bien estas divisiones vienen desde muy lejos en la historia, fue a partir de 1944 cuando asumió el poder el general Juan Domingo Perón dando a luz al nacimiento de una llamada nueva era política que gracias a su verborragia, a su carisma personal y a su vocación por el populismo fundó el partido peronista, llamado más tarde justicialismo. El fervor de los argentinos para con esta fórmula política ha sido y sigue siendo a juicio de quién esto escribe, ejerciendo su derecho a la libertad de expresión, probablemente una de las catástrofes mayores que haya sufrido la Argentina desde entonces hasta hoy.
    Perón fue derrocado por un golpe militar en 1955 y exiliado en la España de Franco desde donde siguió manejando los hilos del poder. Veinte años después Perón regresó del exilio en olor de multitud y de inmediato le fue restituido el cargo de Presidente ocupado a la sazón por un dentista llamado Héctor Cámpora manejado como una marioneta obediente a los designios de su jefe. Duró poco el mandato de Perón, ya muy mayor y de salud debilitada por lo que no pudo superar al tiempo y falleció dejando en el poder a una humilde profesora de piano, Isabel Martínez, esposa del militar en nupcias recientes y sospechosas. Esta mujer absolutamente incapacitada para gobernar y acosada por un desbarajuste económico gigantesco, amén de las ya mencionadas divisiones partidistas, los feroces ataques sindicales, la aparición de una guerrilla urbana de corte comunistoide, conjugaron una serie de acontecimientos de extrema violencia e inestabilidad incontrolable en todo el territorio nacional que desembocó en la entrega mansamente del poder a una junta militar que escribiría desde 1976 hasta 1982 una de las etapas más terribles y criminales en los anales históricos del país. Harta la gente de tanto crimen, tanto secuestro, tanta persecución y tanta violencia, en 1982 los fervores argentinos se volcaron como una ola hacia la figura democrática de Raúl Alfonsín.
    Poco duraron los fervores pues a poco de comenzar su mandato la ferocidad sindical, siempre dominada por peronistas nostálgicos, redujeron las posibilidades de gobernar democráticamente la Nación a golpe de salvajes huelgas generales que desestabilizaron de tal manera las intenciones alfonsinistas de lograr un orden estable que permitiera una verdadera y duradera recuperación de valores, no solo económicos sino también morales y de seguridad ciudadana tan vapuleados y envilecidos por las circunstancias mencionadas en este comentario.
    Bueno hasta aquí solo una breve sinopsis a modo muestrario reducido de algunos fervores argentinos, pero existen un sinfín de actividades y ocasiones para exponer otros fervores. Los familiares, los automovilísticos, los humorísticos y así un amplio espectro de fervores que constituyen la historia de nunca acabar.
    Me gustaría introducirme en la verdadera razón de estos escritos, el fervor argentino con relación a la música popular y muy especialmente en lo que a mí respecta. En la última gira de conciertos que hemos realizado por Argentina hemos podido comprobar la veracidad de esos fervores. Desde el Teatro Independencia de la ciudad de Mendoza donde debutamos con “ INTIMO “ (El Concierto) que así denominamos la gira pasando por la ciudad de Neuquén en donde actuamos en el Teatro del Casino luego por el Teatro Güemes de Mar del Plata; por el Coliseo Podestá, en la ciudad de La Plata; el Teatro San Carlos de Junín y por el teatro Gran Rex de Buenos Aires; más tarde por el Teatro El Circulo de Rosario para culminar la gira con dos días en el Gran Teatro Libertador de la ciudad de Córdoba. En todas estas presentaciones el público se volcó en un insólito, para nosotros, generoso fervor inusitado pues nunca fue nuestra intención tener en la gente una penetración masiva para la expectativa que en esta ocasión generamos. Sepa quién esto lea que no soy un mega vendedor de discos ni un habitante habitual en las programaciones radiofónicas o televisivas. Es probable que este, insisto, inusitado fervor lo haya provocado la gran mediocridad de la mercadotecnia a la que está siendo sometida la música comercial en los tiempos que corren. De cualquier manera debo aclarar antes del punto final de este comentario que para mí ha sido un gratísima sorpresa lo sucedido en cada actuación y que he sentido durante nuestra estancia en Argentina, estar en mi propia casa por el halago y maravilloso fervor de una gente sensible a nuestra proposición artística y por supuesto humana.

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