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¿QUÉ ES UN MÁNAGER?
    Después de veintiséis años de colaboración, Omar Lauría como manager y yo como artista, de común acuerdo hemos dado por finalizada nuestra relación comercial.
    Un cúmulo bastante amplio de razones sobre las que no quiero entrar en detalles nos llevaron a tomar esta decisión.
    El asunto sobre el manager o apoderado llama a la siguiente reflexión: ¿qué es un manager?, ¿cuál es su función?, ¿para qué sirve?
    Pues para empezar a definir lo que es un manager, podemos decir que el manager es el propio artista con otra piel. Es la persona que debe soportar sobre sus espaldas todas las relaciones del artista.
    La primera y más importante regla de un manager es creer a ciegas en la capacidad del artista y en su talento. Debe aconsejar lo aconsejable cuando es necesario sin interferir en la creatividad de aquél, exigiéndole el máximo aprovechamiento del ingenio que posea. Defenderlo frente a la agresión usual de determinados medios de comunicación, que con la excusa de promocionar el nombre del artista, lo usan mal y hasta lo manosean. Por supuesto que estos extremos se producen cuando el nombre de ese artista, auspiciado por sus éxitos y prestigio, tiene un importante poder de convocatoria, es decir, que ese nombre es lo suficientemente comercial como para ser utilizado como escaparate de algo. El manager debe valorar con exactitud ese poder de convocatoria y procurar que no sólo no pierda su nivel, sino que siga siempre in crescendo. Y eso sólo se consigue extremando el cuidado de los detalles y no mezquinando esfuerzos para conseguir los mejores escenarios, la mejor publicidad, el lugar más destacado en el programa, e incluso hasta el mejor camerino llegado el caso. En esta profesión todo suma y todo resta, no hay términos medios, no quedan espacios libres para la improvisación. Quien base su trabajo en eso, es decir, en la improvisación, tendrá poca vida como manager de tal o cual artista, y éste sufrirá severamente las consecuencias de esa actitud perdiendo prestigio, nombre y, en consecuencia, trabajo.
    Si bien el control de los emolumentos que debe percibir el artista es muy importante -sobre todo en una sociedad que acostumbra a medir las calidades y las importancias por parámetros pecuniarios más que por parámetros de calidad- lo pecuniario, digo, si bien suele ser lo que prima, no debe ser lo fundamental.
    Sin desaprovechar oportunidades económicas favorables, éstas deben aceptarse mientras no se lesione, ni siquiera se roce, el prestigio de su pupilo. Es también labor del manager tratar de conservar ileso el ánimo y la fe en sí mismo del artista, pues de estos extremos generalmente depende la proliferación creativa del mismo.
    En cuanto al personal que suele rodear a los artistas -entiéndase músicos, road-managers, asistentes, técnicos, etc.- el manager tiene que procurar guardar un clima de armonía, ya que es de vital importancia para el buen funcionamiento de esa maquinaria de la cual es el conductor.
    Antes dije que en esta profesión todo suma y todo resta. Trataré de ampliar el concepto. Suman las buenas relaciones con los empresarios, el dejar las puertas abiertas en todas partes para eventuales regresos a los sitios donde se ha obtenido éxito; suma el mantener una excelente relación epistolar, es decir, el estar siempre presente en el ánimo de los empresarios a través de los medios que se dispongan sea informáticos o tradicionales; suma el demostrar confianza y el no mezquinar alientos cuando las cosas se hacen bien; suma el consejo ecuánime del manager al artista sobre aceptar o no alguna propuesta por peregrina que parezca.
    Por el contrario, resta la impuntualidad y la soberbia de algunos artistas, de la que toman ejemplo algunos managers y adoptan posturas similares, que nada favorecen el renombre de su pupilo. Resta la sospecha de una eventual estafa y, sobre todo, resta la precipitada denuncia de esa sospechada estafa sin pruebas claras que justifiquen esa actitud; resta el abandono por parte del manager en el momento de discutir o de cumplir un contrato dudoso.
    En resumen, lo dicho al principio, el manager es el propio artista pero con otra piel.

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