Mi Opinión

MENU

 

Página principal

Biografía

Discografía

Letras

Galería gráfica

Material

Contactar

Management

Actuaciones

Enlaces

Noticias

Poemas

Relatos

Comentarios de
Alberto Cortez


Comentarios sobre
Alberto Cortez


Libro de visitas

 

·

LOS "OPINATORS"
    Rafael Amor, que además de un gran poeta es un cantor excepcional y un tipo muy agudo, me dijo un día con su inocultable acento argentino:
    "¿sabés qué, Alberto?, estoy de los "opinators" hasta el gorro", parafraseando a "terminator". Me gustó la expresión y el concepto de la cosa. Hoy en día todo el mundo opina sobre cualquier cosa, la mayoría de las veces sin tener la información necesaria para crear una opinión.
    Enciendes la televisión y te acosan las noticias y las opiniones, no solicitadas, de cualquiera sobre cualquier cosa. La cuestión es opinar. En los medios de información se han puesto de moda las tertulias en donde los "opinators" disfrutan de un terreno maravillosamente abonado para sembrar la semilla de sus incuestionables opiniones, protagonistas indudables de la historia. En estas tertulias el que no corre, vuela y uno se queda atónito escuchando como todos hablan a la vez y nadie escucha a nadie, pero todos ejercen el derecho de opinar.
    Cabe decir que si bien los "opinators" proliferan y muchos de ellos son
    auténticos cazadores de protagonismos, también los hay interesantes y bien informados, pero el desbarajuste es tal que estos, a veces, pasan desapercibidos ocultos en la avalancha incontenible de tonterías que en ciertas tertulias se escuchan.
    Por supuesto, el tema estrella en estos momentos es la situación crítica que atraviesa Argentina. Al respecto hay opiniones para todos los gustos: sentimentales, plañideras, paternalistas, interesadas, y así un largo etcétera de joyas de la dicharachería pseudo-periodística que lo único que realmente aporta es más confusión de la que ya existe alrededor del tema.
    Mi comentario anterior titulado "Me han robado mi país" ha tenido una repercusión tan inesperada como inusitada. Con mi autorización, el grupo Reforma de México, que controla un importante sector del periodismo impreso de aquel país y países aledaños, publicó dicho comentario, y la respuesta ha sido espectacular. Quien lo haya leído habrá podido comprobar que no pasa de ser una crónica personal, incluso sentimental de mi relación con un problema que en Argentina se viene gestando desde que mi país inauguró su carta magna y sus
    instituciones en 1850 y se constituyó como país y miembro reconocido como tal en el concierto general de las naciones. He intentado por todos los medios evitar las opiniones que como cualquier hijo de vecino tengo sobre el problema, pues nada está más lejos de mis intenciones que influir en alguien con mi forma de pensar. No tengo ni tuve nunca condición ni vocación de guía ni de líder de alguna forma específica de pensar. Si elevo en estos escritos alguna crítica sobre los "opinators" lo hago como desahogo ante el inmisericorde acoso al que se ven sometidos mis oídos de escuchar y mis intenciones de informarme y
    aprender de los que más saben.
    Hoy, los "opinators" circulan alegremente sobre el problema argentino, pero aquí no acaba su itinerario justiciero. Todos los "opinators" tienen la certeza de ser propietarios de la verdad absoluta, lo que les inspira a emitir juicios de todos los colores. Ellos, generalmente, no sugieren, sino que indican lo que deben hacer los dirigentes protagonistas de la historia escudados en aquello que en una democracia todo el mundo tiene derecho a opinar. Es verdad, todo el mundo tiene derecho a opinar, pero una cosa es opinar y otra tratar de imponer opiniones.
    Expuesta mi opinión sobre la sobredosis de "opinators" que padecemos, me retiro a mis rincones preferidos a elaborar opiniones sobre el sexo de los ángeles.
Volver