Mi Opinión

MENU

 

Página principal

Biografía

Discografía

Letras

Galería gráfica

Material

Contactar

Management

Actuaciones

Enlaces

Noticias

Poemas

Relatos

Comentarios de
Alberto Cortez


Comentarios sobre
Alberto Cortez


Libro de visitas

 

·

Vuelvo a Madrid
    Después de un tiempo bastante prolongado, por no decir demasiado prolongado, regreso a cantar a Madrid, la ciudad en donde he edificado mi casa y mi carrera. Quizás la gente se pregunte porqué tanto tiempo de ausencia de los escenarios madrileños. La respuesta es sencilla y tan breve como escueta: porque nunca encontramos un teatro libre en donde presentarnos. Madrid es una ciudad que dispone de una considerable cantidad de teatros, pero los responsables de los mismos si bien nos atendían con amabilidad terminaban siempre dando la misma excusa, "es que no tenemos fechas libres", y así una y otra vez hasta agotar nuestra paciencia. Llegamos a pensar que mi nombre y mi trayectoria ya no interesaban a nadie, y claro, uno reflexiona y se pregunta ¿cómo es posible?, si venimos de actuar en los más prestigiosos teatros del mundo, que por citar algunos cito el teatro Colón de Buenos Aires, el Olympia de Paris, el teatro de las Bellas Artes de Puerto Rico, el Carnegie Hall de Nueva York, el Solís de Montevideo, el Teresa Carreño de Caracas o el Eliezer Gaitán de Bogotá, y así hasta cubrir toda América y en cada uno de ellos, además de una presencia masiva de gente, recibir la aceptación incondicional del público.
    Por otra parte si hay un pionero en recitales o conciertos unipersonales sin pecar de inmodestia ése he sido yo. El único precedente en España fue un recital que ofreció Raphael en 1967. Este hombre se encerró con un grupo de músicos en el Teatro de la Zarzuela seis meses antes que yo, que lo hiciera cantando por primera vez en un escenario español canciones compuestas sobre poemas de los grandes vates del Siglo de Oro culminando con Antonio Machado, Neruda, Yupanqui y Miguel Hernández, cuando mencionar a estos poetas era un pecado político severamente castigado por el régimen de Franco. En fin, pero todo eso pertenece al pasado y al parecer los ejercicios de memoria no se clasifican para ninguna olimpiada y la oscuridad de dar vuelta la cara resulta más cómoda.
    Después de mucho insistir y esperar, finalmente se encontró una fecha en el teatro Albéniz, escenario éste generalmente ocupado por cantautores, músicos y cantantes de diversos estilos, un teatro, digamos, caliente como para mostrar nuestra oferta dentro de un ciclo denominado "Madrid en canto". El acontecimiento será el 17 de junio.
    Uno a veces tiene la sensación de haber caído en el más oscuro pozo del olvido, pero por fortuna la cosa no pasa de ser una mera sensación, pues resulta que sale uno a la calle y todo el mundo te saluda y te pregunta: ¿Y, Cortez? ¿Para cuándo lo tendremos cantando en Madrid? o ¿Cuándo lo volveremos a ver por televisión?, y uno ya no sabe qué contestar. No hace mucho durante un encuesta televisiva cuando le preguntaron a un señor en plena calle qué opinaba del cantante Alberto Cortez, aquel hombre preguntó con asombro: ¡¡¿Pero vive todavía?!!! Sí, mire usted. No solamente vivo sino que sigo activo, componiendo, cantando y recibiendo el constante homenaje del aplauso público en cada una de mis presentaciones. Cuando se me pregunta directamente suelo contestar con la más estricta verdad y es que no paro de ofrecer recitales en la otra España, es decir ésa que comienza en el Río Bravo y acaba en la Tierra del Fuego. Esa España larga es más fiel a sus artistas que la piel de toro. Esta España es más literaria y menos musical, y además mucho más exitista y propensa al morbo mediático. Esto lo digo porque si te atreves a mostrar tus partes pudendas o narrar tus aventuras sexuales con no importa quién, entonces eres un blanco perfecto para un ejercito de paparazzis y programas televisivos denominados alegremente "Talk Shows", y si además confiesas alguna enfermedad incurable entonces no cesará de perseguirte implacable la mirada pública. Es como si la frivolidad hubiera tomado posesión de la gente desaforadamente. Se promueve insistentemente lo vulgar y hasta lo soéz. Vale más un punto de rating que anunciar que en la galería Juan Gris el gran pintor Cristóbal Toral presenta una exposición de cuadros maravillosos. Por supuesto no voy a ignorar que en una ciudad cosmopolita y cada vez más poblada como Madrid hay gente para todo, pero a veces me pregunto dónde está la que a mí me corresponde, o mejor aún, por qué la gente que supuestamente me corresponde es ignorada por los responsables de los teatros.
    Hace un par de años fuimos invitados a cantar en el Gran Teatro de Córdoba. Con el anuncio de mi presencia se desbordaron todas las expectativas; a poco de ponerse las entradas a la venta se agotaron y el lleno fue total, tanto como emocionante la respuesta del público a la proposición artística. Al finalizar, los responsables del teatro se volcaron en elogios y parabienes. Pues bien, al año siguiente enviamos una oferta para volver a Córdoba y renovar el éxito. La respuesta fue tan insólita como sorprendente: "no, porque el público ya lo ha visto" (?). Sería estúpido negar que hay artistas menos ‘vistos’ y con más tirón popular que yo que sin duda resultan más "rentables" pero éstos generalmente prefieren macro espacios para presentarse, porque el fin que se persigue es más económico que cultural. Salvo que se considere cultura el asistir dando saltos y gritando a un concierto de rock.
    Alguna vez un periodista me preguntó por qué yo no intentaba cantar en estadios de fútbol para que pudiera escucharme mayor cantidad de gente como lo hacen tantos otros y recuerdo que mi respuesta fue: "yo cantaré en un estadio de fútbol, cuando Maradona venga a jugar a un teatro". Los estadios de fútbol son concebidos para realizar esa disciplina y no para realizar conciertos en donde el público requiere una concentración especial para apreciar lo que sucede en el escenario.
    Toda esta palabrería es para decirle a quién quiera compartir un poco de poesía, de música y emoción, que lo espero el 17 de junio, el tan deseado día en que finalmente volveré a cantar en Madrid mi concierto de cámara.
Volver