Ganas de no hacer nada
Tengo muchas ganas de no hacer nada
de sentarme a esperar que pase el tiempo
que se deslice como el pensamiento
casi obsesivo de volver a casa.
Tengo muchas ganas que ya no exista
el intermediario de la distancia,
esa cruz que llevo desde mi infancia
y que persiste en ser protagonista
de mis horas, mis pasos y mis ansias.
Tengo muchas ganas de acompañarte,
escapar de la eterna vigilancia
de mis vanidades, a cualquier parte;
siempre saldré ganando, por ganancia
ya he ganado el derecho de adorarte.
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